EL COLOR DE LA LUZ
MARTA QUINTÍN MAZA
EDITORIAL SUMA DE LETRAS
EDITORIAL SUMA DE LETRAS
LA AUTORA
Marta Quintín nació en Zaragoza un 6 de junio de 1989 y, cuando tenía cuatro años, la subieron a una mesita de su clase de párvulos para que les contara a los demás niños una historia de su elección. Eligió la de Cenicienta. Desde entonces, lo único que recuerda del resto de su vida es haber contado unas cuantas más. Como aquellas con las que ganó varias veces el premio Tomás Seral y Casas de relato corto, o las que ha recogido como periodista en la agencia Efe y en la Cadena SER, o esa otra que se llama Dime una palabra y que es su primera novela, publicada al calor de los rascacielos de Nueva York. La historia más reciente de todas las que ha contado es El color de la luz. El resto están por venir.
SINOPSIS
Blanca Luz Miranda es una empresaria de éxito. Su objetivo: amasar una gran fortuna para comprar arte. La adquisición, en una subasta de Nueva York, de uno de los cuadros más inquietantes del pintor Martín Pendragón cumplirá el sueño de esta anciana de ojos enigmáticos. En esa misma sala una periodista observa la escena con interés, está convencida de que tras ese pago millonario se esconde un secreto y hará todo lo posible por descubrirlo. Lo que no sabe es que será Blanca Luz quien decida cómo se escribe su historia.
Marta Quintín construye con maestría una novela que explora diversos tiempos y lugares (España, la Guerra Civil, el París artístico de los años veinte, Nueva York…) y plantea una historia de amor descarnado, imposible por la propia naturaleza humana, por la inseguridad, el miedo; por la incapacidad de reconocer que tal vez error fue no amar.
Una novela llena de matices, veladuras, fricciones, secretos, que nos descubre que toda obra de arte esconde una historia que puede redimirnos.
IMPRESIONES
Nos
encontramos ante una novela de corte intimista y romántico, ambientada en la España de la guerra civil, el París de los
años veinte, la Segunda Guerra Mundial y el Nueva York actual, aunque en gran
medida está muy alejada de los estereotipos de la novela romántica. Es decir,
los protagonistas no siguen los cánones que establece este tipo de
novela para su consecución y porque además la trama es mucho más profunda, el
lenguaje es mucho más cuidado y la estructura está mucho más elaborada.
En ella, se
plantea una historia de amor descarnado, imposible; es una historia de amor contada con destreza, ternura y sin
almíbar, el ideal de romance juvenil imposible que perdura en la memoria para
siempre.
Marta Quintín en una entrevista concedida a El País indica
que en su novela “Quería explorar aquel amor
que es algo imposible”, y desde luego puedo afirmar rotundamente que lo
ha conseguido…
La protagonista, Blanca Luz, es una empresaria de éxito
obsesionada por el dinero, una persona voluble, caprichosa, egoísta, en
definitiva aborrecible la mayor de las veces. Frente a ella hay una joven
periodista que a través de los distintos escenarios y distintos encuentros que
le son narrados, va tirando de los hilos necesarios para entender por qué la
adjudicación de un cuadro en una subasta es tan importante para nuestra
protagonista.
A lo largo de toda la novela encontramos que este cuadro, un
objeto inanimado, es el hilo conductor físico de las pasiones, de las
tragedias, y del gran enigma que sobrevuela a lo largo del libro.
Con una redacción
excelente, un profuso y rico
vocabulario, (aunque para mi gusto quizás en algunos pasajes sea un poco excesivo
el uso de adjetivos y metáforas), desde que comenzamos su lectura tenemos la
justa medida de la dimensión poética de la novela. El esquema y el desarrollo
del mismo a lo largo del libro está muy bien organizado, muy cuidado, de forma
que aunque haya una alternancia de tiempos históricos, el lector no se siente
perdido de ninguna ocasión.
Me ha
encantado la presencia tan importante que tiene el mundo del arte en la novela.
Pocas veces podemos llegar a conocer parcelas de la cultura a través de los
años de una manera tan precisa y detallada como nos la cuenta Marta Quintín en
esta historia.
Todo hace
referencia al arte, he remarcado una frase que me ha gustado especialmente, y
es cuando la periodista afirma: “me había regalado una experiencia más
surrealista que un Dalí”.
A este respecto, me ha sorprendido muy gratamente la referencia a la comuna parisina de La Ruche (La Colmena) que fue una escuela libertaria francesa, laica y autogestionada que existió entre 1904 y 1917. En ella, trataban de conseguir una instrucción general junto a una enseñanza técnica y profesional en comercio y arte, principalmente. Y estaba prohibida cualquier forma de autoridad. Tan importante eran las aulas como los talleres, que están perfectamente retratados en la novela.
En concreto,
encontrarme con Marc Chagall en mitad de la lectura, ha sido un placer. Además
de que me gusta mucho su obra, recuerdo con especial cariño la novela de
Rosario Raro, “Volver a Canfranc”, en
la que también hacía acto de presencia, esta vez huyendo de los nazis a través
del túnel de la estación compartida con Francia durante la contienda de la
Segunda Guerra.
Existe una
clara diferenciación del lenguaje dependiendo de la parte de la historia que
está contando la autora. Así dependiendo de la época en la que estemos situados
en el tiempo, nos encontramos con dos maneras diferentes de expresarse los
protagonistas. Una más actual, cuando la historia se sitúa en el presente, con
la periodista (una mujer joven que se implica tanto en la historia que llega a
perder el sentido de la realidad) haciendo sus indagaciones a través de una
Blanca Luz ya mayor; y la antigua, cuando la historia del pasado que tanto
atormenta a Blanca Luz se va desarrollando de forma que hablan de acuerdo a los
cánones de la época.
La etapa de la
Guerra Civil Española también está reflejada, aunque someramente, pero sí es
verdad que hay una velada crítica al régimen de Franco y a la corrupción
existente al acabar la guerra. Expone muy bien el proyecto republicano sobre
una educación social y augura el terrible futuro que le espera al panorama cultural
español en la etapa de la dictadura.
Los personajes
están muy bien desarrollados, sobre todos los principales, con sus luces y sus
sombras; repletos de pasiones, alegrías y angustias. Por una vez, y desde mi
punto de vista nos encontramos ante una protagonista femenina que nos va a
complicar la vida. No me ha gustado la personalidad de Blanca Luz. Me da
muchísima pena Martín Pendragón, y este ha sido sin duda mi personaje preferido,
al haber empatizado con él desde el principio.
Toda la novela
nos plantea un amor imposible. ¿Por culpa de él? ¿Por culpa de ella?, ¿por
culpa de los mundos que los separan y a la vez los acercan?. Grandes preguntas que
nos iremos haciendo a lo largo de la lectura, y que resolveremos dependiendo de
la forma que tengamos de ver las cosas. Yo resumiría el espíritu del libro como
un alegato a la pérdida o a la renuncia, lleno de definiciones preciosas sobre
el amor y también terribles sobre el
desamor.
En el grupo de
Yinkaneras hemos disfrutado muchísimo con esta lectura, y nos ha dado pie a tuitear verdaderas obras de arte, entre
fotografías preciosas que hemos ido encontrado por la red y las frases tan
sugerentes que hemos podido entresacar del libro.
Hay un momento
en la lectura en la que me he encontrado con la parte que da sentido al título.
Descubrir la relación de los títulos con las obras siempre me fascina (sé que
es una manía) y cuando lo he descubierto en esta novela, ha sido como una
sensación maravillosa de estar dentro de la novela, en su mismo corazón.
Hay también
una parte epistolar, llena de cartas de ida y vuelta, que me ha resultado
fantástica, y por supuesto la cita de Bécquer “cuando me lo contaron sentí…. “
me ha sorprendido mucho, por ser del poeta, y por definir tan precisa y
exquisitamente el momento en el que se utiliza.
Como veréis
hay mucho sentimiento a flor de piel, muchas sensaciones que nos han impactado
y creo que a todos los que la leáis os pasará igual. Auguro un futuro literario
muy brillante para esta autora, ya veréis, tiempo al tiempo. La seguiremos de
cerca.
Os dejo con
una frase maravillosa:
“Todos afirman que he creado obras maravillosas. Pero la más hermosa de
todas fue quererte -replicó Martín-. Además, a fin de cuentas, tal vez el amor
y el desamor sean la misma cosa, las dos caras de una misma moneda. Que se dé
uno u otro solo depende del momento en que los pilles”.
Valoración: muy recomendable.
Se nota que lo has disfrutado mucho. Ya tenía este libro apuntado gracias a las yincaneras. Ahora la cuestión es encontrarle su momento.
ResponderEliminarBesotes!!!