En 2010 quedó finalista del
Premio Novela Romántica 2010 organizado por Ediciones B con la obra Bajo
las estrellas.
Después de algunos años de
silencio y gracias a su interés por todos los temas relacionados con la
Historia, en esta última novela, La mirada de la ausencia, ha decidido
centrar su carrera literaria y reivindicarse como escritora de novela
histórica.
El 21 de febrero de 1874 el
ejército carlista pone cerco a la ciudad de Bilbao. En la ciudad asediada se
encuentran Javier Garay, un fotógrafo de postales eróticas, e Inés Otaola, una
planchadora sin trabajo, a la que el hambre obliga a ejercer de modelo para
Javier.
Sin embargo, las aspiraciones de
Javier no pasan por quedarse encerrado en la ciudad sitiada sino en ejercer de
reportero de guerra para los periódicos más importantes del país y conseguir el
éxito que siempre ha deseado. La ocasión le llega cuando el gobierno liberal le
propone la posibilidad de infiltrase tras las líneas enemigas y él la aprovecha
sin dudarlo. Lo que no se imagina es que Inés lo arrastrará al campo de batalla
con él.
Por su parte, Inés, que fue
expulsada hace cinco años del caserío familiar junto a su abuela y su hermano,
nunca imaginó que regresaría a su hogar y mucho menos sin ellos. Tampoco
sospechó que el fotógrafo sería su oportunidad para huir de la ciudad destruida
para volver al lugar en el que nació.
En medio de la destrucción, ambos
se convierten en el refugio del otro. Sin embargo, la guerra y las sospechas de
los militares conseguirán separarlos.
En #SoyYincanera apostamos en
esta ocasión por “La mirada de la ausencia”, de Ana Iturgaiz, una novela un
tanto diferente a lo que estamos acostumbradas a leer, y que gracias a
Editorial Roca, su editora Silvia Fernández y Ana Kayena, nuestra coordinadora,
hemos podido disfrutar en primicia.
EL MARCO HISTÓRICO
Me gustaría centrar un poco el
marco histórico de la época en la que se desenvuelve la novela, ya que es el
entorno que sirve de entramado para el desarrollo de este maravilloso relato de
amor y de guerra.
Nos encontramos con la ciudad de Bilbao,
sitiada en medio de una lucha fratricida que tuvo lugar en 1874, durante las Guerras Carlistas.
Las Guerras Carlistas fueron una
serie de contiendas civiles que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo
XIX. Aunque la principal razón de la lucha fue la disputa por el trono entre
Isabel II y su tío Carlos María Isidro de Borbón, también representaron un choque
de las ideologías políticas de la época. Los carlistas (que luchaban bajo el
lema Dios, Patria y Rey) encarnaron la oposición más reaccionaria al liberalismo,
defendiendo la monarquía tradicional absolutista, el catolicismo conservador y
el foralismo. El bloque liberal, formado por los partidarios de Isabel, hija
y legítima heredera de Fernando VII, estaba compuesto principalmente por la
población urbana, la burguesía y amplios sectores de la nobleza, que albergaban
deseos mucho más modernistas para nuestro país.
Geográficamente, los partidarios
carlistas predominaron en la mitad norte de España, principalmente en el País
Vasco y Navarra, que es en donde tiene lugar la acción de “La mirada de la
ausencia”.
En este sentido cabe destacar el
buen trabajo de documentación de la autora, ya que la descripción del momento
histórico y del desarrollo de la contienda es preciso y detallado, sin caer en
la pedantería.
LOS PROTAGONISTAS Y
SUS ANHELOS
El peso emocional del relato
recae en Inés (una muchacha que procede del ámbito rural) y en Javier (un
fotógrafo que quiere hacer carrera en Bilbao). En principio, ninguna pista nos
lleva a pensar que sus vidas se van a entrecruzar de una forma tan intensa como
realmente lo hacen a lo largo del relato, pero lo hacen, dando lugar a la trama principal.
El rasgo más característico de
Inés, que comprendo a la perfección, es el sentimiento de pertenencia a su
tierra, a su caserío, a su lugar de origen; una vida rural a la que rinde
homenaje a lo largo de toda la novela, de la que es desterrada cuando apenas
comienza a ser mujer y cuyo retorno a ella es su meta en la vida.
Creo que es el personaje más rico
y más lleno de matices de toda la novela. La trágica historia familiar que la
define, abandonada por su familia, exiliada de su terruño y obligada
constantemente a luchar por todos aquellos a los que quiere en una ciudad que
no siente como suya, nos hace disfrutarla como personaje en todas sus
vertientes, cuando sufre y cuando lucha con valor por lo que ama.
Su determinación para poner las
cosas en su sitio y reunir a la familia sean cuales sean las circunstancias por
las que está pasando me ha conmovido. Su amor sin barreras y su entrega sin
exigencias. Además, se nos presenta como una mujer generosa y de fuertes
determinaciones, pese a los muchos miedos que la atenazan.
A Javier, la autora nos lo muestra,
en principio, como un joven un tanto advenedizo, capaz de sacrificar sus
ilusiones y lo que siente su corazón en busca de una mejor posición social y de una carrera
profesional que anhela por encima de todas las cosas.
Con el fin de obtener dinero para
sus propósitos no duda en realizar actividades de dudosa moralidad. Es un joven
vividor, que anda por la vida huyendo de manera voluntaria de las ataduras de
su familia, y que tiene unas ideas con respecto a la pertenencia emocional a un
lugar totalmente opuestas a las de Inés. A través de este personaje,
descubriremos el mundo del periodismo en aquellos tiempos, los avances de la fotografía
y la importancia que ambas profesiones tenían para la sociedad de la época.
Javier acepta todos los
convencionalismos sociales con tal de "ser alguien". Por ejemplo se dedica a conseguir fotografías de mujeres en
poses un tanto sugerentes para los hombres de las clases pudientes, o es capaz de tener una novia que no
llena sus expectativas, pero que le proporciona cierto grado
de bienestar y mejor posición social.
Hasta que la vida le pone en la
misma senda por la que camina Inés.
Ella lo transforma en alguien
mucho mejor. A través del amor y la traumática experiencia de la guerra, Javier
se reconcilia con su pasado, aprende lo que es la grandeza de entregarse a los
demás y nace en él un sentimiento de justicia y de decencia que hasta ahora le era
desconocido. Me gusta mucho más el Javier que renace al lado de Inés. De hecho,
el amor que siente por Inés y la manera de demostrárselo me ha parecido la
manera más dulce, desinteresada y bonita en la que un hombre puede amar a una
mujer.
Además ambos, Inés y Javier,
tienen que pasar por vivir en primera persona y a pie de la contienda la
tragedia de una guerra despiadada, lo que les va enriqueciendo como personajes a cada momento.
EL ENTORNO SOCIAL Y
CULTURAL QUE SE RESPIRA EN LA NOVELA
La verdad es que no dejo de asombrarme cuando leo la novela
de lo bien que está plasmada la sociedad de la época; los personajes, sus
anhelos y sus desventuras encajan a la perfección en ella.
Por ejemplo, nos cuenta detalladamente lo que supuso en aquellos tiempos el auge de la prensa. Esa fascinación por el periodismo es
lo que impulsa a Javier a querer cumplir su sueño de ser un periodista, aunque
para ello tenga que empezar haciéndolo como un espía para el bando liberal.
He recurrido a Wikipedia en
varias ocasiones porque los hechos que se desarrollan en la historia que no
cuenta Ana Iturgaiz, eran tan interesantes que necesitaba saber más sobre ellos.
Por ejemplo, me he quedado impresionada
al leer que el 85% de la población española era analfabeta, y que, a pesar de
todo, el periodismo era un referente nuevo en la vida social, política y
cultural del país. Surgían multitud de diarios, y la libertad de prensa se abría
paso como un fenómeno imparable que movería masas, determinaría gustos y
promovería debates, y cuya influencia sería determinante en las contiendas
venideras.
El reinado de Isabel II se
caracterizó por un intento modernizador de España, pero debido a las presiones
ejercidas desde el bando conservador y a la particular personalidad de la
reina, sin dotes para el gobierno, España llegó a estar sumida en el caos, con
unos gobiernos que se sucedían desde una ideología, a otra totalmente opuesta, con pocas resoluciones efectivas para el pueblo.
Las tasas de mortalidad eran muy
elevadas, y el hambre y el cólera hicieron estragos en todo el periodo. Si a
esto le sumamos el horror de una guerra inútil y brutal (tal y como podemos leer en la
novela), entenderemos mejor a los personajes en todos sus momentos de desesperación,
pasión y humanidad que les asaltan a lo largo de todo el relato.
EL ESTILO LITERARIO
Encajada dentro de la novela
histórica contemporánea, nos encontramos con una historia personal potentísima
entre los protagonistas, narrada con un estilo muy cuidado, utilizando el
lenguaje con gran delicadeza, tanto para contarnos los episodios más tristes y
cruentos, como para describirnos las escenas eróticas que salpican la novela y
que me han resultado apasionantes.
El relato es ameno y entretenido.
Al estar desarrollada la trama en medio de una guerra, la acción y los
sobresaltos fluyen de manera natural, con lo que el ritmo de la lectura no
decae. Las descripciones sobre los
lugares donde se desarrollan los hechos son precisas, por lo que yo, que amo
Bilbao y sus alrededores, he disfrutado muchísimo y he comprobado que la autora
no se deja llevar por los excesos descriptivos, lo que siempre aporta dinamismo
a la lectura.
CONCLUSIÓN
Una novela histórica maravillosa,
que nos enseña mucho sobre la historia de nuestro país y nos muestra del origen
de tantas cosas por las que estamos pasando ahora. Nos hace reflexionar sobre muchas
injusticias, y al final me ha hecho tomar partido incondicional por el amor,
ese amor tan bonito, tan desinteresado y tan adulto que nos muestra la novela y
que nos dulcifica la novela y nos infunde toda la fuerza del mundo.
Es una lectura dulce, apasionada,
cruda, muy vasca. Una historia muy interesante. Me ha gustado por igual tanto el
estilo de la autora, como el contenido de la novela.