EL CASO DE LAS JAPONESAS MUERTAS
ANTONIO MERCERO
EDITORIAL ALFAGUARA
EL AUTOR
Antonio Mercero
Santos (Madrid, 1969) es periodista de formación. En 1994 cambia de rumbo profesional y empieza a
trabajar como guionista en series como Farmacia de Guardia y Hospital
Central (Premio Ondas 2005), entre otras. Asimismo, es autor de los
guiones de las miniseries El pacto y El Rey, sobre la vida de Juan
Carlos I. En cine ha colaborado en el
guion de La Vergüenza, de David Planell, y es coautor, junto a Gracia
Querejeta, del guion de Quince años y un día (2013, Biznaga de Plata
al mejor guion).
En 2012 publicó su primera
novela, La cuarta muerte, a la que siguió La vida desatenta,
posteriormente ha publicado las dos primeras entregas de la serie de Sofía
Luna, El final del hombre y El caso de las japonesas muertas.
SINOPSIS
Recién reincorporada a la Brigada
tras la cirugía de reasignación de sexo, Sofía Luna se ve obligada a investigar
un misterioso caso. ¿Quién es este asesino que escoge a sus víctimas, todas
japonesas, en el centro turístico de Madrid? Todo parece apuntar hacia el
peculiar mundo de los viajes turísticos organizados y el más peculiar aún de
personas asexuales, un grupo que rechaza la hipersexualidad de la vida moderna
y tiene como animal favorito la estrella de mar.
Luna y su equipo, al que se suma
una traductora de japonés que busca algo más que colaborar, tendrán que
trabajar bajo una fuerte presión mediática, sobre todo cuando desaparece la
hija del embajador de Japón. A este caso, que parece irresoluble, se suma otro
que golpea a la inspectora en lo más íntimo: su padre, con el que no se habla
desde hace años, ha matado a un hombre, supuestamente en legítima defensa. Y la
investigación empieza a revelar detalles insospechados.
OPINIÓN
OPINIÓN
Con motivo del encuentro que
tendrá lugar el día 24 de enero en la Papelería y Librería Compás con el autor
Antonio Mercero, os dejamos la reseña de su última novela, "El caso de las
japonesas muertas".
Comenzaremos contando que esta
novela es la segunda parte de la serie de Sofía Luna, o lo que es lo mismo, del
que fuera el inspector Carlos Luna en la primera entrega “El final del hombre”.
Y os preguntaréis por qué os pongo en semejante disyuntiva. Pues aquí es donde
entra en juego la originalidad de Antonio Mercero a la hora de desarrollar una
serie de novela negra.
Y llegados este punto no me queda otra que hablaros de:
SOFÍA – CARLOS LUNA
El inspector de policía Carlos
Luna lleva marcado a fuego desde su nacimiento una dicotomía en su
persona: haber nacido mujer y estar atrapada en un cuerpo de hombre. Afectado
durante toda su juventud por la mala relación con su familia, con un padre
militar, severo y autoritario, se plantea durante toda la primera entrega su situación
personal con respecto al sexo.
Tras muchos avatares, comeduras
de coco varias, un matrimonio, un hijo, diversas aventuras amorosas, la ruptura
total con su padre y un sufrimiento infinito, el inspector Luna decide pasar
por una intervención de reasignación de sexo. Este hecho marca el final de la
primera novela, "El final del hombre", y cuando comenzamos "El caso de las
japonesas muertas" nos encontramos con Sofía Luna, una mujer que se encuentra
feliz en cuanto a su situación en la vida, pero con unas secuelas físicas que
se irán puliendo y otras morales, que serán de mucha más difícil curación.
Ella es la protagonista de la
novela y la verdad es que es un personaje que nos ha ganado a pulso. Trata su transexualidad
como algo totalmente normal, sin traumas, como un hecho por el que ha sido inevitable pasar en
la vida con el fin de lograr su propia felicidad. Un gran acierto por parte del autor.
Evidentemente esta condición
influirá en la relación con su hijo, ya que éste parece que ha superado tan solo
a medias el cambio de sexo de su padre, y en la de su exmujer que con el tiempo
se convertirá en su confidente y amiga. Por supuesto también marcará la “no-relación”
con su padre, que jamás aceptará que su hijo sea ahora su hija, por mucho que
le necesite.
Sofía Luna nos aportará una
visión muy especial del mundo femenino, que está trabajado en la novela de
manera muy elegante, así como del tema de la transexualidad, ya que la
inspectora se moverá siembre mostrándonos esa doble visión y sensación que le aporta el
haber vivido en los dos sexos, enseñándonos que puede ser una gran ventaja.
Así que Sofía volverá a formar
parte de la vida de la comisaría, con todos sus miedos, pero también con todas
sus ganas, para disfrutar de su nueva situación, de sus amigos y de su trabajo sobre
todo, porque tendrá que hacer frente a un asesino un tanto especial, a unos
compañeros que no saben muy bien cómo tratarla, y principalmente a su jefe.
OTROS PERSONAJES
Gerardo Luna. Es el padre de la protagonista y no admite el cambio
de sexo de su hijo, quizás por su condición de militar que le hace ser un hombre duro y obstinado. Llevan largo tiempo sin hablarse, y además siempre que lo hacen, Sofía acaba herida y
con sus rencores a flor de piel, ya que Gerardo sigue siendo un hombre
agresivo, autoritario, orgulloso y homófobo.
De sus compañeros de comisaria,
destacaría a Laura Manzanero, su
pareja en la policía y su amante mientras fue Carlos Luna. Con ella mantuvo una
relación de amistad durante su transformación, lo que a día de hoy la convierte
en un elemento clave en su vida. También podremos ver al Inspector Estévez, una persona burda, agresiva y ambiciosa; al Comisario Manuel Arnedo, el compañero que
más receló de la decisión del cambio de sexo, un tanto autoritario y
desconfiado; y a Elena Marcos, traductora
de japonés para la policía una persona un tanto peculiar, muy divertida y
natural, que nos va a aportar frescura y humor a lo largo de la lectura.
Yóshiko Matsui, hija del embajador de Japón, es una chica rebelde,
sin amigos y que no tiene miedo a nada ni a nadie, lo que le lleva a hacer lo
que le da la real gana en todo momento. Arrastra un trauma debido al desarraigo
que le han producido los continuos cambios de residencia de su padre, con el
que tiene muchos enfrentamientos.
Javier Monteleón, guardaespaldas de Yóshiko, persona discreta, recta
y educada. Llega a hacerse amigo de la japonesa y a ser en alguna medida su
confidente.
LA NOVELA
El misterio comienza cuando en
Madrid empiezan a desaparecer turistas japonesas, para luego aparecer muertas.
Son raptadas en lugares emblemáticos y turísticos de Madrid, y aparecen por los
alrededores tras dos días, muertas, con algún extraño símbolo en sus cuerpos y
acompañadas de algunas pintadas descaradas y sugerentes por los alrededores.
Sofía Luna y su compañera Laura Manzanero serán las encargadas de esclarecer
estos hechos.
Al parecer tendrán que vérselas
con psicópata organizado, y aunque les costará un poco, pronto establecerán la
relación entre los hechos y alguna práctica sexual en concreto, lo que poco a
poco les irá acercando a la resolución del caso.
Pero todo se complica cuando una
de las desaparecidas es la hija del embajador de Japón. Detrás de esta joven
también se esconde un drama familiar, parece que Antonio Mercero tiene una sensibilidad especial por las relaciones padres-hijos. Además aprovechará esta coyuntura
para exponernos los pormenores de la cultura japonesa y hacer una crítica de su
manera de vivir las emociones, los
afectos familiares, así como de la dificultad que tienen de estrechar lazos afectivos con otras personas. Aquello de la "frialdad nipona" queda muy patente en esta novela poniendo en el punto de mira esa manera tan orquestada y artificial de entablar las relaciones sociales que tienen algunas culturas orientales.
Por todo ello, Sofía tendrá no
solo que intentar ser válida para el cuerpo para el que trabaja, sino
además demostrarlo, y ganarse día a día la confianza de todo el departamento, y
todo esto unido a los miedos que la acompañan y la baja forma física en la que
se encuentra, la pondrá en más de una ocasión en el disparadero.
Además asuntos familiares muy
graves se cruzarán en su camino. Su padre reaparecerá con un problema muy serio
debajo del brazo, pero con la misma actitud hiriente y egoísta de siempre. Y
también tendrá que echar una mano a su exmujer y a su hijo para suavizar un
desencuentro que surge entre ambos a consecuencia de su nueva situación
familiar.
En cuanto a la forma en la que
está escrita la novela, decir que se compone de capítulos cortos, llenos de
acción y de intriga, con muchas cosas que se dicen en ellos de manera explícita
y otras cosas que se intuyen y que son igual de importantes.
Está muy bien escrita en cuando a
los tiempos y a la verosimilitud de los personajes, y lo más importante: es original
en cuanto a la trama.
LOS AMBIENTES EN LOS QUE SE DESARROLLA LA TRAMA
La verdad es que los escenarios en
los que transcurre la novela son de lo más castizo. Aprovechando la
circunstancia de que los asesinatos se producen entre turistas japonesas es
absolutamente normal que vayamos discurriendo de escena en escena por ese Madrid
que tanto nos gusta a los “gatos” y que configura la esencia de nuestra ciudad.
Destacaríamos entre ellos:
El Corral de la Morería. Es un famoso tablao flamenco situado en el
Madrid de los Austrias, inaugurado en 1956. Estaba instalado en una antigua
vaquería, su diseño fue encargado a un arquitecto italiano y decorado por el
pintor Juan Barba, que es quien firma el telón que sirve de fondo al tablao. Es
un lugar emblemático que todo extranjero que viene a Madrid visita.
La Cuesta de los ciegos. Es una empinada vía de Madrid, que
asciende desde la calle Segovia hasta la plazuela de la Morería. Su origen era
una ladera pendiente bastante pronunciada junto al pie de Las Vistillas. El
curioso nombre rememora la existencia de unas casas habitadas por músicos
ciegos.
El Parque de la Bombilla. Es un
área ajardinada paralela al Parque del Oeste. Es un paseo arbolado de diseño
que también recibe el nombre de Senda del Rey y parte de su trazado todavía se
puede recorrer por el interior del parque. Al final del siglo XIX se transformó
en viveros municipales y en cocheras para los tranvías.
También aparecen en la ambientación
de la novela, el Museo del Prado, el
barrio de Lavapiés, el Parque del Oeste y la calle Altamirano.
CONCLUSIÓN
Estamos ante una novela negra muy
bien urdida y con unos personajes estupendos, en la que no abandonaremos nunca
ni el misterio, ni el humor, ni la crítica social.
Una novela negra diferente,
escrita para entretener, pero también para derribar barreras y prejuicios, para
disfrutar de nuestro Madrid y para que seamos desde este momento fans
incondicionales de Sofía Luna y de su creador, Antonio Mercero.
Os dejaremos pronto crónica en el
blog del encuentro con él del día 24 de enero. Charlaremos de toda su obra en
general y de esta novela en particular y como habréis podido comprender, la
tarde va a dar para mucho.
Hola.
ResponderEliminarComo dices, tiene pinta de ser una novela negra diferente a lo que normalmente nos encontramos en el género. Por el momento no me animo pero tampoco la descarto para más adelante.
Un saludo y que disfrutéis del encuentro con el autor.
Pues sí, muy buena pinta tiene. Otra novela a tener muy en cuenta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Vaya, pues tiene una pinta estupenda. Me la pasó Pilar, así que a ver si me animo con ella porque seguro que disfrutaré mucho de su lectura.
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